Varias compañías extranjeras proyectan recuperar las viejas minas piríticas de Huelva y Sevilla que tanta fama le dieron en el pasado a la búsqueda de un metal cada vez más precioso
Fenicios, romanos, árabes.... Todos batieron el cobre por Andalucía buscando sus preciados metales. Luego llegaron los ingleses, franceses, belgas... Hace siglo y medio de ello. Fueron los ingleses los que más impronta dejaron en la zona. Cómo no, trajeron el trabajo y la explotación laboral e inspiraron las primeras revueltas obreras y ecológicas, y sobre todo algo que llegó a deporte nacional: el fútbol. Allí, en Riotinto, un pueblo al abrigo de su famosa mina marciana, se jugó el primer partido y se formó el primer equipo en España.
Todo era historia, incluso el paisaje, como escribe Juan Cobos Wilkins, conocedor profundo de la comarca minera más universal de Andalucía: «En la franja pirítica de Huelva el paisaje es personaje. Y es el alma del minero». Un paisaje de abandonados raíles, de cabañas y casas vacías, túneles misteriosos, galerías solitarias, de cortas a cielo abierto y taludes de raras formas. Un pasado convertido en museo desde que la minería dejó de ser rentable en la zona en los ochenta. Coincidiendo además con una catástrofe, el desastre de Aznalcóllar en 1998, que sirvió de puntilla al sector.
¿Cómo imaginar que una década después el pasado volvería? ¿Y con promesas de futuro? En noviembre del pasado año se reabrió la mina Aguas Teñidas de Almonaster la Real, en Huelva. No iba a ser un caso aislado. Otras tres antiguas minas de las provincias de Huelva y Sevilla podrían reiniciar su actividad en unos meses. Todas ellas con proyectos propuestos por compañías extranjeras, multinacionales en su mayoría con experiencia minera y dispuestas a invertir grandes cantidades de dinero.
¿Qué les mueve? La plata, el oro, pero sobre todo el cobre, un metal que abunda en la faja pirítica entre Sevilla, Huelva y el Alentejo portugués. Un metal de color rojo pardo, brillante, maleable y excelente conductor del calor y la electricidad, además de usarse para fabricar monedas, alambre y otros utensilios. Su valor se ha multiplicado en la última década a merced de las economías emergentes orientales, como la India y China. Hace una década el cobre apenas se cotizaba por encima de los mil dólares la tonelada. Hace un mes superaba los nueve mil dólares. La crisis lo ha rebajado, pero sigue siendo rentable a ojos de las empresas que se empeñan en reabrir las viejas minas andaluzas.
Como hace siglo y medio, se trata de compañías extranjeras: dos canadienses, una chipriota y otra irlandesa son las que buscan cobre en Andalucía. Más de mil millones de inversión y más de tres mil puestos de trabajo son algunos datos grosso modo que manejan sus proyectos.
AGUAS TEÑIDAS
La reapertura de la vieja mina de Almonaster, a la que acudió el presidente de la Junta, Manuel Chaves, tuvo lugar hace justo un año. Es el único proyecto consolidado. Llevado a cabo por la canadiense Iberians Minerals Real, supuso una inversión inicial de más de doscientos millones de euros y la creación de más de 250 empleos directos. Las reservas de mineral de la zona se sitúan en unos 20 millones de toneladas, en dos líneas de producción: mineral de zinc, y mineral de cobre y plata. Esto debe suponer una viabilidad para la explotación de unos 15 años con una extracción anual de 1,7 millones de toneladas. La empresa canadiense sigue sondeando la zona, en la que ha adquirido los derechos de 361 kilómetros.
MINAS DE RÍO TINTO
La iniciativa de Emed Tartessus, filial de la chipriota Emed Mining, para reabrir la vieja mina de Cerro Colorado en Río Tinto, también en Huelva, cuenta entre sus valedores al ex consejero de la Junta Guillermo Gutiérrez. Curiosamente, fue en su tiempo de titular de Trabajo cuando se cerró la vieja mina. Ahora las perspectivas para la zona son otras. Estudios de la compañía sopesan unos recursos minerales de cerca de un millón de toneladas de cobre contenido en la explotación. Calculan una producción de 36.000 toneladas por año durante al menos una década y la creación de 250 puestos de trabajo directos que pueden doblarse en el futuro. Tanto en la regularización de la propiedad, como en el papeleo y la puesta a punto de las viejas instalaciones, la compañía prevé una inversión aproximada de cien millones de euros. Además, adjunta el compromiso de promover iniciativas de desarrollo sostenible y la recuperación medioambiental de la zona. El proyecto está a falta de los permisos definitivos de la Junta de Andalucía, después de resolver algunos problemas de propiedad. Llevan varios años trabajando en la reapertura, que podría hacerse realidad en 2009.
AGUAS TEÑIDAS
La mina a cielo abierto de Las Cruces está ubicada en la provincia de Sevilla en una extensión de 946 hectáreas. La canadiense Inmet Mining lleva tras su explotación más de una década, desde 1992. Ha invertido más de 500 millones de euros. La compañía justifica tanta insistencia por el convencimiento de que están ante la mayor mina de cobre de Europa, con reservas de 17 millones de toneladas del preciado mineral. Sopesan extraer una media anual de 72.000 toneladas de cobre durante un periodo de explotación de diez años. Lo que la hace tan atractiva es la calidad del metal: 6,2% de cobre, (es decir 62 kilogramos de cobre por cada mil de mineral) de siete a doce veces lo normal en la zona. Para obtener las láminas de cobre construyen una planta hidrometalúrgica innovadora que elimina la fundición y por tanto las emisiones atmosféricas. Durante la fase de construcción de la planta y la corta se han empleado a más de 1.500 trabajadores. Para su explotación calculan al menos 500 puestos, entre directos e indirectos. El proyecto, sin embargo, cuenta con un inconveniente de última hora, al hallarse paralizados los trabajos en la corta desde abril por un problema con un acuífero de la zona. Una vez solventado, la empresa piensa que podría iniciar la explotación en el primer trimestre de 2009.
LA ZARZA
La irlandesa Ormonde Mining es la interesada en volver a reabrir la vieja mina de pirita de la aldea La Zarza del municipio de Calañas, en Huelva. Su potencial está no sólo en el cobre, sino también en el oro y otros minerales. La compañía contempla invertir cerca de 90 millones de euros en adecuar la planta y las instalaciones mineras a cielo abierto y subterráneas. Con esta inversión prevé la extracción de 9,9 millones de toneladas mineral y la creación de 200 puestos de trabajo.
Sin embargo, pese a las expectativas, desde la Consejería de Innovación de la Junta de Andalucía se pide cautela. Los proyectos llevan su tiempo y aunque varios de ellos ya han anunciado su inminente apertura, como Minas de Rio Tinto o Las Cruces, los permisos no acaban de llegar. La administración andaluza ha escarmentado con el vertido tóxico de Aznalcóllar y la actuación de la multinacional sueca Boliden Apirsa, que explotaba la mina, con la que mantiene un largo pleito en los tribunales. Por ello exige avales y garantías no sólo medioambientales, sino también bancarios y sociales para que no ocurra como los mineros abandonados de Aznalcóllar.
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