sábado, 23 de junio de 2007

La verdadera historia del año de los tiros IX

Algunas cuestiones pendientes
Narrados los hechos, los lectores interesados puede que deseen profundizar en algunos aspectos no totalmente aclarados, tales como: ¿Por qué los terratenientes Ordóñez Rincón y Lorenzo Serrano se marcharon del Ayuntamiento de Riotinto antes de los disparos? ¿Por qué hubo esas discrepancias sobre el número de muertos? ¿Qué pasó con los cadáveres? ¿Tuvo el suceso realmente tanta resonancia a nivel nacional?

Con respecto a por qué Lorenzo Serrano y Ordóñez Rincón se ausentaron del Ayuntamiento, pueden apuntarse muchas conjeturas, todas ellas posibles; pero hay una que probablemente sea la que más se acerque a la realidad. La biografía de Ordóñez Rincón publicada por su nieto Rafael Ordóñez Romero dice que este hombre pertenecía en aquellos momentos al partido liberal que formaba parte de la colación de gobierno que presidió Sagasta. Ahí puede estar la clave. El gobernador era el representante del gobierno en la provincia y por tanto tenía afinidad política con José María Ordóñez. Puede que al llegar al Ayuntamiento tuviera una breve conversación con él y le comunicara su firme resolución de disolver la manifestación por cualquier medio. A partir de ahí es posible que ambos dirigentes de la liga antihumos, advirtiendo el cariz que parecían tomar los acontecimientos, decidieran retirarse de la escena. En cualquier caso es una coincidencia bastante extraña que la ausencia de estos hombres se produjera con la entrada del gobernador en el Ayuntamiento.

Respecto a si realmente el hecho tuvo la resonancia que se le quiere dar hoy no hay duda, los sucesos del 4 de Febrero de 1888 ocuparon las primeras planas de las noticias en los periódicos nacionales y la prensa se ocupó de ello durante bastante tiempo. Hubo periódicos que se posicionaron a favor de la compañía, como fue el caso de La Provincia, El Día, La Época y El Globo. Y hubo otros que lo hicieron a favor de los mineros o de la Liga Antihumista, como fueron: El Reformista, La Coalición Republicana, El Correo de Sevilla, El Socialista, El Clamor y El Imparcial por nombrar sólo los más destacados. Entre los periodistas cabe mencionar a dos: José Nogales, nacido en Valverde del Camino, que se preocupó por esclarecer los hechos, dando una versión contraria a la oficial, y el periodista zalameño Juan Cornejo Carvajal que publicó una larga serie de artículos defendiendo la posición de los pueblos, artículos que recogió mas tarde en un libro publicado en 1892 con el título “Los Humos de Huelva”.

Pero no sólo la prensa se ocupó de lo ocurrido; en los días posteriores al suceso hubo un intenso debate en el Congreso de los diputados. Destacó en este sentido el diputado de la oposición Romero Robledo por sus intervenciones a favor de los pueblos, criticando la actuación del gobernador, aunque paradójicamente este diputado formaba parte del gobierno de Cánovas que dos años más tarde derogaría el decreto de prohibición de las calcinaciones.

Hemos dejado para el final la cuestión más controvertida: cuál fue el número de víctimas y dónde fueron enterrados los muertos no reconocidos. Desgraciadamente no hay registros, entre ellos debía haber muchos que no eran naturales de la comarca y habrían llegado de otras partes de España. El pueblo siempre habló de más de 200 muertos, pero esta cifra hay que acogerla con reservas porque puede ser exagerada. En el extremo opuesto, la Compañía y el gobierno reconocieron 13 muertos y 43 heridos; pero es lógico que estuvieran interesados en minimizar los efectos de la represión. ¿Cuántas fueron entonces las víctimas de aquella represión? Para ello hay que recurrir a otras fuentes. Por ejemplo Romero Robledo, el diputado de la oposición, hablaba en sus intervenciones de casas en el alto de la mesa que se cerraron porque toda la familia asistió a la manifestación y no se volvieron a abrir, da nombres y apellidos de víctimas que nunca fueron reconocidas; por otro lado Juan Antonio López, el miembro de la comisión que discutió con el gobernador, afirma en su declaración que al atravesar la plaza después de la masacre observó que había un gran número de muertos, entre ellos dos mujeres y un niño de alrededor de 10 años que tampoco figuran en la lista oficial. Contrastando todos los datos y testimonios creemos que la cifra de muertos subió del medio centenar, quizá unos sesenta o setenta, entre los que cayeron ese día en la plaza y los que fallecieron los días siguientes en sus casas. ¿Dónde están entonces todos esos muertos? ¿Qué se hizo con ellos? Según algunos fueron recogidos en carretas por la noche y enterrados en fosas comunes en el cementerio y entre las escombreras de las minas. En el pueblo de Riotinto la tradición oral señalaba unas zonas determinadas, cerca de la actual Bella Vista y en Zarandas; hay quien aseguró que algunos fueron sacados de Riotinto en furgones de tren con destino desconocido. Nunca se hizo una búsqueda seria para encontrarlos. Según David Avery, de vez en cuando, al remover algunos terrenos, aparecían restos sin que nadie diera una explicación satisfactoria. La verdad quedó enterrada con ellos.

Manuel Domínguez Cornejo y Antonio Domínguez Pérez de León
Zalamea, la otra mirada

miércoles, 13 de junio de 2007

Una antología comentada con intención didáctica resume 500 años de poesía a través de 25 autores andaluces

El profesor de Lengua y Literatura del I.E.S. Al Iscar de Villanueva del Ariscal (Sevilla) José Manuel Delgado Adorna (Castilleja de la Cuesta, Sevilla, 1953) ha publicado 'Antología de poetas andaluces' (rd editores), una selección poética comentada con intención didáctica que resume 500 años de poesía, a través de 25 autores andaluces ordenados por fecha de nacimiento, que van desde Fernando de Herrera hasta Luis García Montero.

En una entrevista concedida a Europa Press, el autor de esta antología explicó que dicha selección se divide en tres cortes que comienzan con los poetas andaluces del Renacimiento y el Barroco, continúa con la Generación del 27 y finaliza con los poetas vivos actuales. Así, cada poeta cuenta con unas 12 ó 15 páginas de extensión.

En el primer bloque se analiza a Fernando de Herrera, Góngora, Rodrigo Caro, Andrés Fernández de Andrada, Francisco de Rioja, Juan de Jáuregi y Gustavo Adolfo Bécquer. Dentro de la Generación del 27 se incluye a Antonio Machado, Fernando Villalón, Juan Ramón Jiménez, Lorca, Aleixandre, Cernuda, Alberti y Manuel Altolaguirre.

Finalmente, entre los poetas andaluces vivos recogidos en esta selección se encuentran Pablo García Baena, Carlos Edmundo de Ory, Julia Uceda, Caballero Bonald, Jacobo Cortines, Ana Rosetti, Rafael de Cózar, Juan Cobos Wilkins y Luis García Montero.

Asimismo, Delgado Adorna apuntó que esta antología, en la que ha trabajado durante los dos últimos años, tiene una clara de intención de continuar en un segundo tomo en el que incluir otros nombres, también "imprescindibles" en el panorama poético andaluz. Entre ellos destacó a Felipe Benítez Reyes, Fanny Rubio o Fernando Ortiz.

De igual modo, el autor de este libro, de casi 300 páginas, afirmó que Andalucía es una "gran tierra de poetas", si bien precisó que "Sevilla se lleva palma". Concretamente, de los 25 poetas seleccionados para este volumen, 14 de ellos son sevillanos.

Respecto al afán didáctico de esta publicación, Delgado indicó que sus más de 30 años en la profesión han propiciado este trabajo, que según señaló, "podría definirse como una guía para aquellos jóvenes que quieran iniciarse en la poesía". Al hilo de ello, añadió que este texto está pensando tanto para alumnos de Bachillerato como para universitarios.

Así, el autor ha incluido en este trabajo fragmentos de poesías o poesías completas, analizadas desde ángulos semánticos y métricos. También comenta los recurso estilístico y los movimientos literarios donde se podría encuadrar tanto la obra como el autor, intentando "desentrañar el hermetismo de cada creador".

Finalmente, Delgado Adorna resaltó la "enorme variedad poética" que reúne esta obra, que comprende desde los versos clásicos del Renacimiento hasta las composiciones hechas con verso libre, verso largo o versículo, propios de la poesía actual.

Granada Hoy

La verdadera historia del año de los tiros VIII

Las Consecuencias
La masacre tuvo un efecto devastador en la gente sencilla del pueblo, que durante los días posteriores, y aún mucho después, vivió atemorizada y angustiada no sólo por lo que presenciaron sino por la feroz represión que ejercieron las fuerzas del orden. Los heridos que fueron recogidos en la plaza, después de ser atendidos, fueron detenidos y algunos de ellos enjuiciados; razón por la cual muchos de los heridos que en un principio habían logrado huir se negaron a recibir asistencia médica y acabaron engrosando el número de muertos. Se realizaron registros domiciliarios en busca de Tornet y de otros cabecillas de la huelga y de la manifestación que no habían sido localizados hasta entonces, se enviaron nuevos refuerzos de soldados y guardias que establecieron controles en las poblaciones de la Cuenca, especialmente en Riotinto, viviéndose un auténtico estado de excepción; de hecho hubo un intento de traspasar el mando a una autoridad militar, aunque el gobernador finalmente no lo consideró necesario. El miedo caló tan hondo en la población que se eludía tratar del asunto públicamente; aunque, como es lógico, en círculos privados o de puertas para adentro no se hablara de otra cosa. Un ejemplo de ello lo tenemos en la sesión que la corporación municipal de Zalamea celebró el domingo 5 de Febrero, un día después, y en la que oficialmente no se hizo constar en las actas nada de lo ocurrido. ¿Podemos imaginarnos que aquellos hombres no trataran de lo que pasó apenas 24 horas antes? ¡Y fue presidida por el alcalde José González Domínguez, uno de los protagonistas! Probablemente fue el asunto más importante de la sesión, por no decir el único, pero se evitó reflejarlo en el acta.

El lunes siguiente la mayoría de los obreros volvieron al trabajo y las movilizaciones populares contra los humos se cortaron de raíz. Transcurriría más de doce años antes de que se registrara otra protesta obrera porque a la represión se unió el endurecimiento de las medidas de la compañía inglesa contra los mineros que secundaron la huelga. Se incrementaron los despidos y las reivindicaciones salariales fueron rechazadas de plano y sólo se aceptó la supresión de la peseta de contribución médica después de trascurridas unas semanas, para que nadie las relacionara con las movilizaciones, medida que la empresa ya tenía pensado aplicar antes de la huelga. Pero la Compañía también aprendió algo de aquel día, en lo sucesivo debería intervenir en política y ocuparse más del entramado social de la población, creando servicios de atención a los obreros y a sus familias.

Las víctimas oficialmente reconocidas recibieron ayudas de algunas instituciones, ayudas que se llevaron a cabo muy a pesar de las publicaciones afines a la empresa y de algunos sectores políticos. Tomó la iniciativa en este sentido el Ayuntamiento de Zalamea la Real que con fecha del 11 de Febrero de aquel mismo año ya acordó abrir una suscripción para socorrer a las víctimas a la vez que proponía al resto de los Ayuntamientos de la comarca hiciesen lo mismo. Un intento anterior, del 8 de Febrero, promovido por Ordóñez Rincón en la Diputación Provincial, fue rechazado por motivos políticos ya que implicaba el reconocimiento tácito de la responsabilidad del gobernador civil y del ejército. Las ayudas procedieron también de aportaciones particulares y de medios de comunicación.

¿Todo acabó entonces aquel 4 de Febrero? Evidentemente no. Los trágicos sucesos de aquel día tuvieron una gran resonancia a nivel nacional. La noticia acaparó las portadas de los principales periódicos, que además se siguieron ocupando de ella durante bastante tiempo. Por otra parte la liga antihumista continuó moviéndose en círculos políticos tanto en la diputación provincial como en la capital de España donde, desde hacía algún tiempo, una comisión de la liga formada por cuatro personas realizaba gestiones para conseguir sus propósitos.

Así pues la presión mediática y política, incluso desde dentro del mismo partido del gobierno, consiguió que el 29 de Febrero, 25 días después, José Luis Albareda, ministro de la gobernación, publicara el real decreto prohibiendo las calcinaciones al aire libre. En él se establecía que este sistema debería ir reduciéndose gradualmente hasta desparecer, estableciéndose como fecha límite Enero de 1891.

Pero la Compañía inglesa era demasiado poderosa como para rendirse ante obstáculo tan vano. Desató una intensa campaña a todos los niveles, utilizando todos los medios a su alcance, que eran muchos, prensa, supuestos expertos en medicina y salud, políticos; todos ellos tenían, además de las declaradas razones de interés público, otras no tan declaradas de interés privado puestas al servicio de la empresa. El caso es que el decreto acabó convirtiéndose en papel mojado, no se respetó en absoluto y el 29 de Noviembre de 1890, el gobierno conservador presidido por Cánovas del Castillo, acabó derogándolo.

La Compañía, aunque se vio obligada a pagar indemnizaciones a los agricultores que acallaron algunas protestas, siguió campando a sus anchas y continuó utilizando impunemente el sistema de calcinaciones al aire libre. La última telera se apagó en 1907, diecinueve años más tarde de aquella manifestación. Y no fue por decreto sino porque se aplicaron otros procedimientos más productivos y rentables.

Foto: D. José González Domínguez, Alcalde de Zalamea en Febrero de 1888. Encabezó la manifestación, presenció desde el balcón del Ayuntamiento de Riotinto las descargas de fuego sobre los manifestantes y dio testimonio de ello a la prensa de la época.

Manuel Domínguez Cornejo y Antonio Domínguez Pérez de León

Zalamea, la otra mirada

domingo, 10 de junio de 2007

Huelva Acoge edita un DVD en el que famosos como Kanouté relatan la vida de un inmigrante

09/06/2007

La Organización No Gubernamental Huelva Acoge presentará a final del presente mes un DVD en el que famosos como el futbolista del Sevilla F.C. natural de Mali, Frederick Kanouté, y el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, narrarán la vida de un inmigrante que, procedente de Mali, llega a tierras onubenses.

En declaraciones a Europa Press, el responsable de Inmigración de Huelva Acoge, Javier Pérez, detalló que este DVD es la continuación del que la entidad editó hace dos años y que está compuesto por 40 fotografías con 40 textos a los que pondrán su 'voz en off' estas personalidades, entre las que también se encuentran el escritor Juan Cobos Wilkins o los periodistas Tom Martín Benítez o Carmen Corredor.

Además de periodistas locales como los de la Cadena Ser en Huelva, Pérez detalló que la entidad está a la espera de la confirmación de la participación de Gemma Nierga o del actor Paco León, aunque también integrarán el elenco de voces las de los alcaldes de dos pueblos freseros como Lepe o Cartaya, Manuel Andrés González y Juan Antonio Millán, respectivamente.

El objetivo de este trabajo, según explicó el responsable de Huelva Acoge, es concienciar a la sociedad "de la situación que padecen los inmigrantes, en este caso, desde que vive en Mali hasta que decide emigrar a España y lo hace llegando a las costas de las Islas Canarias", por lo que destacó que el DVD se repartirá en centros educativos, colectivos y diferentes pueblos.

Precisamente de Mali son la mayoría de los inmigrantes que llegan a los municipios onubenses durante la campaña fresera y permanecen en "condiciones infrahumanas" en asentamientos por su condición de "irregulares".

No obstante, Javier Pérez señaló que esta situación "sigue en descenso año tras año en la provincia de Huelva", de forma que apuntó que, en la actualidad en que casi se puede dar por terminada la campaña fresera "no habrá más de 20 inmigrantes en la zona de Palos de la Frontera, aunque ha podido haber unos 140, una cifra mucho inferior a la registrada en el mismo período de tiempo en el año anterior".

Según explicó aludiendo a las manifestaciones de los mismos inmigrantes, la razón de este descenso estriba en que "se ha trasladado de unos inmigrantes a otros que en la provincia de Huelva, aunque en un momento determinado puede haber trabajo, las condiciones de vida son muy duras", además de ser una consecuencia del proceso de regulación de inmigrantes llevado a cabo hace dos años.

ATB Noticias

martes, 5 de junio de 2007

Cine: El corazón de la tierra

3 Jun 2007

Hola amigas y amigos: El pasado sábado fui a ver una película titulada “El corazón de la Tierra”y que me gustaría recomendar que la viesen todas las personas que sean trabajadoras asalariadas, para que conozcan un poco los dramas humanos que ha habido en el pasado donde gracias al esfuerzo, coraje y sacrificio de trabajadores muy humildes que han pagado incluso con su vida ha sido posible ir mejorando las condiciones laborales que hoy día tenemos la mayoría de trabajadores que vivimos en los países industrializados.

Me dio pena que una película tan interesante fuésemos muy pocas las personas que la estábamos viendo y que apenas haya tenido resonancia mediática, con lo cual pasa totalmente desapercibida. Es lamentable que la valoración que le da la crítica de un importante periódico de Sevilla, sea muy baja, cuando se trata de una gran historia digna de conocerse.


La película narra con gran dramatismolas luchas obreras que hubo a finales del siglo XIX en las minas de cobre situadas en Riotinto en la provincia de Huelva y que entonces eran explotadas por una empresa británica bajo unas condiciones casi de esclavitud.

Uno de los principales problemas que tenían aquellos trabajadores es que el polvo que inhalaban de las explotaciones era muy dañino para el organismo y la mayoría de mineros quedaban enfermos y moríana edades muy tempranas.

Para exigir la eliminación de las teleras, que eran las causantes de tanta contaminación y daño, los obreros se organizaron y se declararon en huelga que fue salvajemente reprimida causando varios muertos. Aquella huelga fue el germen de unalucha dura y dramáticaque duró variosaños hasta quese consiguió, por fin, mejorar las condiciones laborales de las minas.

Curiosamente he estado trabajando dos años en el Instituto de Minas de Riotinto en 1985-86, y coincidió con un periodo agitado de conflictos, aunque esta vez se trataba del cierre definitivo de las explotaciones y representó el cierre total de la mina.

Otra etapa conflictiva fuerte de esta zona minera, lo constituyó la enorme represión asesina que hubo cuando los nacionales tomaron esa zona durante la pasad GuerraCivil. Estoy deseando que algún día alguien de la zona de a conocer las circunstancias que ocurrieron en aquella represión tan grande que tuvieron los mineros de Riotinto.

Dicho todo lo cual, quiero prevenir a los trabajadores jóvenes que no vivan confiados, que mucho de los derechos laborales y sociales que hemos tenido sus padres ellos los pueden ir perdiendo de forma progresiva, y que cuando se pierde un derecho social, es muy difícil volverlo a conseguir. Hay que apoyar con todas las fuerzas y energías posibles todas las reivindicaciones que puedan representar mejoras sociales, porque ellas son muy importantes, como por ejemplo, estabilidad en el empleo, salud laboral, prevención de todo tipo de accidentes, jornadas laborales, vacaciones,pensiones, seguro de desempleo, etc. etc.

Feliciano Robles Blanco
Kaos en la Red

viernes, 1 de junio de 2007

La verdadera historia del año de los tiros (7ª parte)

El desenlace. Los culpables.

Después de la carga a bayoneta calada, la plaza de la Constitución de Riotinto quedó en silencio. Sólo los gemidos de los que aún conservaban un halo de vida se oían entre los pasos de los soldados. Desde el balcón del Ayuntamiento algunos de los allí presentes quedaron profundamente impresionados con lo que acababan de contemplar.

Maximiliano Tornet, el más experimentado de la comisión en estas lides, comprendió al instante sobre quienes recaerían las culpas de lo allí ocurrido y aprovechando los primeros momentos de desconcierto salió del Ayuntamiento y huyó de Riotinto. El alcalde de Zalamea, José González, y Juan Antonio López, el secretario del juzgado de este pueblo, los únicos miembros de la comisión que aún permanecían en la sala, recibieron del gobernador la orden de regresar a Zalamea y aguardar allí la decisión que sobre ellos se tomara; y así lo hicieron.

Las fuerzas del orden impidieron que nadie se acercara a socorrer a los heridos y procedieron a detener a los que merodeaban por los alrededores. Ya oscurecido, los muertos que no habían sido reclamados por familiares fueron recogidos en carretas y enterrados entre las escombreras de la mina. Algunos manifestantes, los menos, encontraron refugio en casa de familiares o amigos del pueblo de Riotinto, los demás regresaron a sus pueblos de origen de manera desordenada y a campo a través por miedo a ser detenidos.

Oficialmente sólo se reconocieron 13 muertos y 43 heridos; pero hoy resulta difícil creer en esa cifra por la manera en que se desarrollaron los hechos y porque ya algunas declaraciones públicas e intervenciones en la prensa de la época elevaban el número de muertos a más de 50 y el de heridos a un centenar. La tradición popular, que se trasmitió de padres a hijos, afirma que los muertos fueron más de 200. En Zalamea siempre se dijo que la mayor parte de los componentes de la banda de música cayeron en aquella plaza. Lo que ahora nos parece evidente es la magnitud desproporcionada del ataque de los soldados a los manifestantes y el énfasis con el que se ensañaron en disolver a los allí congregados. Algunos testimonios aseguran que se disparó por la espalda a los que huían y a los que habían caído al suelo. Desde luego la posterior carga con la bayoneta calada en los fusiles prueba la violencia con la que actuaron los soldados, aunque es justo decir que no todas las fuerzas del orden lo hicieron así. Se asegura que la guardia civil disparó al aire y que, en algunos momentos, se interpuso entre los soldados y la masa para evitar un mayor derramamiento de sangre.

Después de todo esto cabe preguntarse quién o quienes fueron los culpables de esta tragedia. Los documentos que hoy manejamos reflejan que desde un primer momento se culpó a las autoridades de Zalamea por ser los principales responsables de haber organizado la manifestación, especialmente al alcalde, José González Domínguez, y a Juan Antonio López. Y así se pone de manifiesto en una carta que el juez auxiliar, Manuel Márquez, envía a D. José María Parejo, abogado de la compañía, en la que se señala directamente al mencionado Juan Antonio López y a Maximiliano Tornet. Se dio órdenes de arresto sobre el alcalde de Zalamea; pero éste salió días antes en dirección a Madrid, donde se movió en círculos políticos buscando apoyo a su causa. Juan Antonio López fue interrogado sobre los hechos, aunque desconocemos si sufrió algún tipo de sanción. Maximiliano Tornet fue buscado por las autoridades, pero jamás dieron con él. Hay testimonios que aseguran haberlo visto el día siguiente en Zalamea, el único pueblo de la cuenca que mantenía cierta independencia del poder e influencia de la Compañía y en el que pudo haber buscado refugio. Después se le perdió el rastro y de él nada más se supo.

Con la perspectiva del tiempo, hoy podemos valorar los hechos con mayor objetividad y estamos convencidos que el principal responsable de lo ocurrido fue el gobernado, Sr. Bravo y Joven, que con su actitud extremadamente dura e intransigente provocó que aquella situación desembocara en tragedia. Recordemos que los hechos tuvieron lugar sobre las 4,30 de la tarde de principios de Febrero, cuando en aquel tiempo solo quedaban unas pocas horas de luz para terminar el día, y que toda aquella gente debería regresar a sus casas. Hubiese bastado un poco de paciencia y diálogo, y posiblemente los manifestantes hubieran regresado a sus pueblos tranquilamente. Aún queda en el aire la duda de quién dio la orden de disparar. En círculos oficiales se afirmó que los soldados habían actuado por propia iniciativa ante una supuesta agresión por parte de los manifestantes; pero cuesta creer que se produjera de ese modo por la forma organizada en que se retiró la caballería de la plaza y la manera en la que los soldados realizaron las repetidas descargas de fuego y la carga con bayoneta. Hubo quien aseguró que se hizo una señal, previamente convenida entre el gobernador, el teniente coronel y los oficiales, para ordenar la carga de los soldados (según algunos, el gobernador se quitó el sombrero y con un pañuelo blanco se secó el sudor de la frente). Nunca se pudo aclarar tal circunstancia; pero el caso fue que la tropa de la compañía, no los oficiales, fue arrestada en su cuartel durante bastantes años, con lo que los nuevos reemplazos se encontraron con un arresto por un suceso en el que ellos no habían participado y del que, algunos, ni siquiera habían oído hablar.

Se investigó la actuación del gobernador, pero finalmente quedó libre de culpa. Meses después fue sustituido en el cargo y trasladado.Los terratenientes Lorenzo Serrano y Ordóñez Rincón jamás fueron molestados.

Manuel Domínguez Cornejo y Antonio Domínguez Pérez de León
Zalamea, la otra mirada

Antonio Cuadri presenta en Almería su nueva película “El Corazón de la Tierra”

(29/05/07)

“Es un relato romántico inspirado en la Andalucía británica de hace cien años” afirma el director de la película.

“Encuentro con directores de cine” ha presentado la nueva película del director, guionista y productor andaluz, Antonio Cuadri, titulada “El Corazón de la Tierra” y basada en la novela homónima de Juan Cobos Wilkins. “He introducido elementos nuevos, pero en líneas generales la película esta inspirada en los hechos que Cobos relata en su novela”, afirma el director.

Con un presupuesto de producción de 10 millones de euros, Antonio Cuadri ha rescatado una página de la historia de Andalucía que ha estado oculta durante décadas. Su película narra los hechos ocurridos en la cuenca minera oro y cobre de Riotinto (Huelva) en 1888, cuando una compañía británica explotaba las minas, utilizando la mano de obra barata de niños y mujeres, devastaba la tierra, contaminaba y compraba a las autoridades de la zona, así como a los medios de comunicación, para ponerlos a su servicio. “Estos antecedentes son los que provocan una revuelta popular en contra de la compañía inglesa, que termina con la intervención del Ejército español en lo que se conoce como el año de los tiros” afirma el director de la película.

Cuadri ha querido crear una película que se sale de lo habitual, “a algunas personas les puede resultar desagradable y pueden no disfrutar con ella, pero considero que el cine no es solo una forma de entretenimiento, sino una manera de luchar contra injusticias sociales como estas que desafortunadamente hoy en día siguen sucediendo en países como Chile”, afirma el director de la película.

“Es una historia de acción y emoción, donde confluye el drama, las intrigas amorosas y la ambición de poder, adornado todo con los maravillosos e impresionantes paisajes de la mayor mina a cielo abierto del mundo, la mina de Riotinto en Huelva”, comenta Cuadri, quien afirma que una de las mayores sorpresas que recibieron durante el rodaje de la película fue el gran numero de ex mineros que se prestaron voluntarios para hacer de extras, “fue una forma de rendir tributo a sus antepasados” indica el director.

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