11/04/07
Después de ambientar en otras ciudades sus películas precedentes, La gran vida, Eres mi héroe o La buena voz, Antonio Cuadri -nacido en la localidad onubense de Trigueros- regresa a las raíces con El corazón de la tierra: partiendo de un material literario de Juan Cobos Wilkins, escoge las minas de Riotinto para desarrollar una denuncia de la opresión que sufrieron los habitantes por parte de los británicos. El cineasta invoca a los fantasmas de la memoria fascinado por lo que, en su opinión, supuso "la primera protesta ecologista", la manifestación contra las teleras -montones en los que se calcinaban los minerales, que por su carácter nocivo habían sido prohibidos en Inglaterra pero, no obstante, se seguían produciendo en Huelva- que en 1888 fue brutalmente sofocada por los gobernantes y dio lugar a la masacre que sería recordada como el año de los tiros. "La rebeldía es bella, y es necesario reivindicar historias de rebelión como ésta", opina Cuadri, que presentó ayer en Sevilla, arropado por el equipo, esta producción que llegará a las carteleras el próximo viernes.
Aunque El corazón de la tierra es, ante todo, el retrato de una amistad complicada, la que entablan dos mujeres de orígenes distintos, interpretadas por Catalina Sandino Moreno y Sienna Guillory, los responsables de la cinta no ocultan su interés por las problemáticas sociales y medioambientales que aparecen en el relato. Para Cobos Wilkins, la distancia de los episodios históricos no impide que conserven aún una insospechada vigencia. "Que alguien llegue y se haga dueño del suelo, de los cuerpos y de las almas; que además de contaminarlo todo se compren las voluntades políticas... y eso de que uno se vaya cuando ya se ha esquilmado ese territorio, lo estamos viendo hoy en África, o en América Latina", considera el escritor.
La colombiana Catalina Sandino Moreno, que fue candidata al Oscar por su papel en María, llena eres de gracia y que protagoniza ahora junto a Javier Bardem la adaptación de El amor en los tiempos del cólera, expresa también su orgullo por los contenidos que recoge esta película. "Uno va al cine para entretenerse, pero también para aprender, y yo persigo eso en cada trabajo como actriz", asegura. La intérprete contó que, cuando acudió a la embajada española en Nueva York, ciudad en la que reside, para tramitar el visado se sorprendió de que "allí nadie conocía lo que había pasado en Riotinto, lo que me hizo pensar en que era muy importante rodar esta película".
Quienes no desean olvidar aquella herida abierta en su pasado son los habitantes de Riotinto, que se implicaron con entusiasmo en el proyecto. Ana Fernández recuerda que "el pueblo entero estuvo volcado, fue una maravillosa figuración porque para ellos era su Historia, cuando grabamos las escenas éramos una masa viva".
La emoción del rodaje tuvo en el caso del portugués Joaquim de Almeida otros matices: entendió las crueles condiciones que sufrieron los trabajadores originarios de la mina. "Todos los días tragábamos polvo y volvías a casa sintiéndote enfermo, te hacías una idea de lo que sufrían", rememora el actor.
Cuadri espera que El corazón de la tierra se convierta en un referente en la cinematografía andaluza. "Cada tres o cuatro años deben filmarse películas de esta envergadura, porque toda la posproducción se ha hecho aquí, con todo el trabajo que eso genera", declara. El largometraje ha costado más de 12 millones de euros y para su financiación ha recibido el apoyo de Canal Sur, que aportó 1.600.000 euros por los derechos de emisión y enroló a las demás cadenas autonómicas.
Braulio Ortiz
Granada Hoy