El staff de Emed Mining se ha tomado en serio su aterrizaje en la Cuenca Minera de Huelva. Aristidis Anagnostaras, el director general, una mezcla de emprendedor internacional chipriota y australiano a la vez, reconoce que en Riotinto pesa mucho la historia. Y eso le cogió de sorpresa cuando llegó hace año y medio. Acostumbrado a operar en países con cientos de minas abiertas
(Huelva tenía noventa hace cien años) se sorprendió por la gran importancia que aquí se le daba a la mina y también por el galimatías legal que surgía del subsuelo. Hoy, prefiere que le llamen Harry, acude a la procesión de Santa Bárbara, a la que agasaja con tracas mineras propias de la santa, y visita a las celosas autoridades comarcales de la mano del ex consejero Guillermo Gutiérrez. Este, sabedor de la importancia patrimonial de sus posesiones, ha comprometido ceder la histórica Corta Atalaya para visitas turísticas a los organismos que gestionan la zona (Fundación Riotinto y Mancomunidad). Pero eso se hará, recalca el ex consejero, "cuando podamos garantizar la seguridad de los visitantes. Queremos abrirla pero con garantías para el público".
Guillermo Gutiérrez reconoce que "existía mucha desconfianza en la comarca cuando llegamos. Hoy las cosas van bien, la gente ve que pagamos a los proveedores y tenemos una plantilla estable de sesenta trabajadores. Aún así queda camino por recorrer".
Anagnostaras asegura hoy que "el proyecto está listo para funcionar y se trata del más importante de esta zona europea" incluso por encima de Las Cruces (Sevilla), Aguas Teñidas (Valdelamusa-Huelva) y Aguablanca (Badajoz). Su compromiso, dice, es social, pronto empezará la formación del personal y también medioambiental. Ayer dieron un paso más al traer a Riotinto a la flor y nata de los accionistas australianos, británicos y estadounidenses.
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